Las diferencias entre EE.UU. y España son muy diversas. Encontramos una gran cantidad de diferencias en los diferentes sectores como por ejemplo la educación, la sociedad, la música, las costumbres, la economía, la política, la lengua...
Si empezaremos a analizar todas las diferencias no acabaríamos nunca. Así, pues, vamos a centrarnos en un aspecto en concreto: la política.
En primer lugar, en los EE.UU. el aparato del partido no tiene fuerza y no hay ningún mandato jerárquico. El partido no es el que designa los candidatos sino que son las bases del partido los que los eligen. Por esto, un candidato desconocido (cómo fue el caso de Obama) puede llegar a ganar a la que fue primera dama de los EE.UU. (y muy conocida por todos, Hillary Clinton). Y una vez que se pierden las elecciones primarias, el perdedor (en este caso Hillary Clinton) le da su apoyo al ganador. En España todo esto es impensable. Es imposible que un candidato sea elegido por las bases del partido al margen del aparato del partido que controla los afiliados. Y es más imposible todavía que el perdedor político interno le dé su apoyo al ganador puesto que lo más normal es que le haga la vida imposible.
Otra cosa que me llama la atención en los EE.UU. es la existencia de un senado como una verdadera cámara de representación territorial de los estados con capacidad para vetar, y el gran prestigio de que disfrutan sus senadores. El senado esta compuesto por dos senadores para cada Estado y el presidente necesita su consentimiento para
concluir acuerdos, tratados internacionales y para designar las personas que éste
proponga para los diversos cargos. Los senadores son elegidos cada seis años, renovándose una tercer parte de la cámara cada dos años. En España, tanto el senado como los senadores, carecen de sentido y de prestigio. Por lo tanto, todos los españoles pagamos una cantidad de dinero por una cosa que no sirve de nada, que no hace nada.
Otra cosa significativa, es la idea de nación que tiene el pueblo americano y en consecuencia los candidatos a la presidencia. Esta idea de nación se debe a la corta historia de los Estados Unidos lo cual provoca que necesiten de alguna manera reafirmar constantemente la idea de nación. Los candidatos, ya ganen o pierdan,
anteponen la nación a su partido y apoyan al nuevo presidente. En España, al día siguiente de las elecciones, el presidente es el objetivo a derribar por el líder de la oposición.
La verdad es que ha sido un gran cambio el hecho de que un afro americano sea presidente de los EE.UU., aún cuando, hemos podido ver muchos presidentes de los EE.UU. afro americanos en diversas series o películas.
Además, en América personajes públicos de todo tipo se posicionan o toman parte en las campañas electorales de los políticos, de una manera elegante y educada hacia el electorado. En España también ocurre lo mismo pero los personajes públicos suelen ser de izquierdas y pocos personajes hacen público su posición hacia un partido u otro.
Si empezaremos a analizar todas las diferencias no acabaríamos nunca. Así, pues, vamos a centrarnos en un aspecto en concreto: la política.
En primer lugar, en los EE.UU. el aparato del partido no tiene fuerza y no hay ningún mandato jerárquico. El partido no es el que designa los candidatos sino que son las bases del partido los que los eligen. Por esto, un candidato desconocido (cómo fue el caso de Obama) puede llegar a ganar a la que fue primera dama de los EE.UU. (y muy conocida por todos, Hillary Clinton). Y una vez que se pierden las elecciones primarias, el perdedor (en este caso Hillary Clinton) le da su apoyo al ganador. En España todo esto es impensable. Es imposible que un candidato sea elegido por las bases del partido al margen del aparato del partido que controla los afiliados. Y es más imposible todavía que el perdedor político interno le dé su apoyo al ganador puesto que lo más normal es que le haga la vida imposible.
Otra cosa que me llama la atención en los EE.UU. es la existencia de un senado como una verdadera cámara de representación territorial de los estados con capacidad para vetar, y el gran prestigio de que disfrutan sus senadores. El senado esta compuesto por dos senadores para cada Estado y el presidente necesita su consentimiento para
concluir acuerdos, tratados internacionales y para designar las personas que éste
proponga para los diversos cargos. Los senadores son elegidos cada seis años, renovándose una tercer parte de la cámara cada dos años. En España, tanto el senado como los senadores, carecen de sentido y de prestigio. Por lo tanto, todos los españoles pagamos una cantidad de dinero por una cosa que no sirve de nada, que no hace nada.
Otra cosa significativa, es la idea de nación que tiene el pueblo americano y en consecuencia los candidatos a la presidencia. Esta idea de nación se debe a la corta historia de los Estados Unidos lo cual provoca que necesiten de alguna manera reafirmar constantemente la idea de nación. Los candidatos, ya ganen o pierdan,
anteponen la nación a su partido y apoyan al nuevo presidente. En España, al día siguiente de las elecciones, el presidente es el objetivo a derribar por el líder de la oposición.
La verdad es que ha sido un gran cambio el hecho de que un afro americano sea presidente de los EE.UU., aún cuando, hemos podido ver muchos presidentes de los EE.UU. afro americanos en diversas series o películas.
Además, en América personajes públicos de todo tipo se posicionan o toman parte en las campañas electorales de los políticos, de una manera elegante y educada hacia el electorado. En España también ocurre lo mismo pero los personajes públicos suelen ser de izquierdas y pocos personajes hacen público su posición hacia un partido u otro.
#Sara#
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